Las novedades que se presentan cada año relacionadas con productos, tecnología y sistemas para piscinas ponen de manifiesto la importancia creciente de este sector. Así como la amplia variedad de modelos, formas y acabados, que permiten instalar la pieza que más se adapte a cada jardín. Existen dos tipos de piscinas. Las prefabricadas y las hechas a medida. En las primeras, se recurre a los modelos más geométricos, como los rectangulares, cuadrados, ovalados, arriñonados, redondos y en forma de L. Las de forma libre se caracterizan por sus infinitas posibilidades en cuanto a construcción, que permiten que se adapten tanto al estilo de la casa como al del jardín, pero a la vez pueden presentar varios problemas a nivel de diseño y adaptación al terreno. Su ubicación depende de las dimensiones de la parcela y del tipo de terreno. Si se coloca cerca de la casa, debe asimilarse a ésta en estilo y realzar su belleza. Si, por el contrario se coloca lejos, es recomendable que vaya acompañada de una casita de obra o madera que actúe como vestuario y zona de duchas, para evitar que se entre en la casa con los pies mojados o en ropa de baño. El invierno resulta la época más adecuada para la construcción de una piscina, ya que las empresas y profesionales del sector están más relajados que en primavera y, además, ofrecen mejores precios.
La oferta del mercado es tan amplia que permite que los presupuestos se adapten perfectamente al bolsillo de cada cliente. Así, por menos de seis mil euros se puede disponer de una piscina de lona, caucho, paneles metálicos, sintéticos o de madera, que no requiera ningún tipo de excavación. A partir de doce mil euros, se puede gozar de una piscina enterrada con estructura de paneles prefabricados de hormigón, plástico o acero, revestimiento sintético y totalmente equipada, y por treinta mil euros, se puede disfrutar ya de una de hormigón gunitado.
En cuanto a equipamiento, es preciso que la piscina disponga de todos los elementos necesarios tanto para prolongar su longevidad, como para mantener el agua en óptimas condiciones de higiene. Pare ello se recurre a dos tipo de tratamiento, el físico y el químico. Mediante el químico se mejora la transparencia del agua, se destruyen los microorganismos presentes y se evita que aparezcan algas. Con el físico, mediante filtros y skimmers, se eliminan las impurezas sólidas suspendidas en el agua.
Otra de las soluciones posibles es la depuración del agua mediante electrólisis salina, un tratamiento desinfectante que evita el uso de productos químicos derivados del cloro. En su lugar, se utiliza una ligera concentración de sal común, cinco gramos por cada litro de agua, que reacciona a partir de unos electrodos instalados en la piscina. La sal se transforma en hidróxido sódico y cloro gas, que en presencia del agua, forma ácido hipocloroso y oxígeno, dos potentes desinfectantes naturales.
El uso de un cerramiento también contribuirá a que no penetren en el agua ni el polvo ni las hojas de los árboles cercanos, ni el agua de lluvia, que en ocasiones puede arrastrar suciedad, ahorrando además en productos químicos.
También es recomendable instalar la piscina en un lugar aislado del jardín, siempre que la ubicación de la casa y el tamaño de la parcela lo permitan. Además de hacer que el viento no arrastre polución, esta medida ofrecerá a los bañistas más intimidad y hará que el agua se evapore en menor cantidad y que, por lo tanto, su temperatura no descienda en demasía.
Claves para instalar una piscina
1. En primer lugar, es imprescindible contar con un buen equipo de profesionales que ofrezca garantías y que, preferiblemente, proceda de la misma zona donde se llevará a cabo la obra. 2. Es aconsejable orientar la piscina hacia el oeste o hacia el sur, en la zona más soleada de la parcela, para que pueda ser utilizada el mayor número de meses posible, y la más aislada del jardín, para gozar de intimidad y evitar que el viento moleste.
3. El enemigo principal de las piscinas suelen ser las hojas, por lo que hay que evitar plantar árboles y arbustos de hoja caduca en sus alrededores, así como especies que desarrollen raíces profundas. En su lugar, se puede recorrer a todo tipo de palmáceas.
4. La piscina debe estar bien asentada sobre un terreno firme y consolidado. Antes de llevar a cabo ninguna obra, se requiere que un grupo de profesionales analice y estudie la parcela. Hay que evitar zonas rocosas y demasiado húmedas.
5. Actualmente se pueden construir piscinas de cualquier dimensión. Las medidas estándar suelen oscilar entre los seis metros por tres y los quince metros por ocho. En cuanto a profundidad, es recomendable que no sobrepase los dos metros.
1. En primer lugar, es imprescindible contar con un buen equipo de profesionales que ofrezca garantías y que, preferiblemente, proceda de la misma zona donde se llevará a cabo la obra. 2. Es aconsejable orientar la piscina hacia el oeste o hacia el sur, en la zona más soleada de la parcela, para que pueda ser utilizada el mayor número de meses posible, y la más aislada del jardín, para gozar de intimidad y evitar que el viento moleste.
3. El enemigo principal de las piscinas suelen ser las hojas, por lo que hay que evitar plantar árboles y arbustos de hoja caduca en sus alrededores, así como especies que desarrollen raíces profundas. En su lugar, se puede recorrer a todo tipo de palmáceas.
4. La piscina debe estar bien asentada sobre un terreno firme y consolidado. Antes de llevar a cabo ninguna obra, se requiere que un grupo de profesionales analice y estudie la parcela. Hay que evitar zonas rocosas y demasiado húmedas.
5. Actualmente se pueden construir piscinas de cualquier dimensión. Las medidas estándar suelen oscilar entre los seis metros por tres y los quince metros por ocho. En cuanto a profundidad, es recomendable que no sobrepase los dos metros.
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