Se acerca el día de San Valentín y ya todos comenzamos a preparar nuestros obsequios y tarjetas.
Pretender la originalidad en este tipo de acontecimientos he comprobado que es absolutamente inútil pues ya está todo inventado y salvo que decida arrojarme en paracaídas (cosa que no pienso hacer) o regale un anillo de brillantes de 1 millón de euros (cosa que pensé, pero desistí), este San Valentín volverá a ser igual que los anteriores.
Aunque si compro uno de estos moldes para preparar hielo, al menos los tragos para celebrar la noche más romántica del año, serán especiales.
La idea no es nueva, pero esta versión sí lo es y el resultado muy divertido.
Los moldes están atravesados por una pequeña flecha roja. Los llenas de agua y al desmoldar el hielo tendrás la forma clásica de un corazón cruzado por el infalible venablo de Cupido.
No se compara con un anillo de brillantes, pero a tu enamorad@ le robarás una sonrisa.
Pretender la originalidad en este tipo de acontecimientos he comprobado que es absolutamente inútil pues ya está todo inventado y salvo que decida arrojarme en paracaídas (cosa que no pienso hacer) o regale un anillo de brillantes de 1 millón de euros (cosa que pensé, pero desistí), este San Valentín volverá a ser igual que los anteriores.
Aunque si compro uno de estos moldes para preparar hielo, al menos los tragos para celebrar la noche más romántica del año, serán especiales.
La idea no es nueva, pero esta versión sí lo es y el resultado muy divertido.
Los moldes están atravesados por una pequeña flecha roja. Los llenas de agua y al desmoldar el hielo tendrás la forma clásica de un corazón cruzado por el infalible venablo de Cupido.
No se compara con un anillo de brillantes, pero a tu enamorad@ le robarás una sonrisa.
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