El diseñador danés se planteó a finales dela década de los cincuenta la primera silla producida en material plástico rotomoldeado. Desde entonces la produce Knoll International. Una innovación técnica que abría un mundo de posibilidades aunque precisaba de unos cálculos estructurales muy precisos.
El alma de esta silla era un esqueleto de aluminio sobre el que se depositaba el cuerpo inyectado. Una pieza escultórica de gran expresividad que curiosamente nunca pasa de moda.
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