La “coincidencia” o no de que el cabecero esté además, colocado en la pared principal del dormitorio, le aporta una fuerza decorativa extra, que hace que el principal atractivo se focalice en un único punto.
Si además como en este caso, el cabecero destaca por lo artístico, la atracción hacia esta pared será brutal.
En otras ocasiones, como en este caso, es el propio acabado de material del cabecero quien crea ese dinamismo. El cabecero ocupa las mismas dimensiones que la cama y las mesitas. Sin embargo, la localización del corte que se produce entre un material y otro, produce esa asimetría que genera movimiento.
En otras ocasiones, como en este caso, es el propio acabado de material del cabecero quien crea ese dinamismo. El cabecero ocupa las mismas dimensiones que la cama y las mesitas. Sin embargo, la localización del corte que se produce entre un material y otro, produce esa asimetría que genera movimiento.
En algunos casos este vacío de cabecero que se genera en la zona de la mesita que no cubre, se puede completar como en este caso, con una moldura que remata el cabecero a distinta anchura y altura, y no limitándose a prolongarlo como en el caso anterior. La distinta tonalidad de ambas piezas potencia ese movimiento, al dejar claras evidencias de la intención con que se crea el diseño.
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