No hay duda que el reciclaje nos trae gratas sorpresas de cuando en cuando, y una de ellas es esta serie de lámparas diseñadas por Sarah Turner y realizadas con botellas de plástico reutilizadas. Las botellas se recogen y se lavan con un chorro de arena para transformarlas en estas divertidas lámparas.
Laminadas, retorcidas y agrupadas, forman pantallas que pueden colgarse del techo o iluminar desde una mesa o el suelo, según sea su soporte. Pero nuevamente vemos como una buena idea con el trasfondo del reciclaje y todo lo que ello conlleva, vuelve a salir al mercado con un precio que quita el hipo: alrededor de 800 euros, al menos a mí ya se me ha pasado por completo.
Quizá sea yo quien tiene el problema, y los diseñadores tengan todo el derecho a poner un alto precio a su creatividad, pero inevitablemente son dos conceptos que se dan de tortas en mi cabeza.
Para los más manitas es una buena inspiración ¿quien se atreve a intentarlo?
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